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RAEE Andalucía sostiene que la correcta gestión de los RAEE es esencial para una producción sostenible de nuevos AEE

El último informe Global E-waste Monitor 2020, realizado por Naciones Unidas, apunta que durante 2019 se liberaron en la atmósfera 98 toneladas de equivalentes de CO2 procedentes de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (AEE) que no han sido gestionados correctamente. Por este motivo, RAEE Andalucía -impulsada por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía, la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP) y con el apoyo de los Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) que operan en la región (Ambilamp, Ecoasimelec, Ecofimática, Ecolec, Ecolum, Eco-Raee’s, Ecotic y European Recycling Platform)- defiende, en el Día Mundial por la Reducción de Emisiones de CO2, que el tratamiento adecuado de los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) es esencial para una producción sostenible de nuevos dispositivos electrónicos.

Según el estudio, estas 98 toneladas de CO2 equivalen al 0,3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Una cifra que procede principalmente de frigoríficos y aires acondicionados desechados que no se han reciclado correctamente, liberando sustancias como mercurio, plomo, cadmio o níquel que son altamente perjudiciales para el Medio Ambiente y la Salud.

Hay que tener en cuenta que estos materiales que son tan dañinos si no se tratan correctamente son, a su vez, indispensables para la fabricación de nuevos dispositivos. Además, estos metales preciosos son finitos, tienen un coste muy elevado y una extracción desde cero altamente contaminante. No se debe olvidar que esta extracción requiere recursos naturales como gas, carbón o petróleo que también emiten enormes cantidades de CO2 a la atmósfera e implican un alto consumo energético.

Por ello, los SCRAP que conforman RAEE Andalucía quieren hacer especial hincapié en que estos componentes pueden ser extraídos de los RAEE, cuando los usuarios los reciclan correctamente en los puntos limpios y emplazamientos dedicados a tal fin, disminuyendo sustancialmente los riesgos medioambientales y sanitarios.

Cabe señalar que este reciclaje contribuye además a que los materiales tengan una segunda vida y puedan emplearse en la fabricación de nuevos AEE con la misma calidad que si se hubieran extraído de la tierra. De esta forma se contribuye a potenciar el modelo de Economía Circular que basa su razón de ser en las conocidas como 3R: reducir, reutilizar y reciclar. Además de, por supuesto, contribuir a la lucha contra el Cambio Climático que necesita la colaboración de toda la ciudadanía para que sea efectiva.