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El reciclaje de pequeños dispositivos, un gran paso para la economía circular

Cada año se acumulan en los hogares más dispositivos electrónicos en casa que han finalizado su vida útil y es un buen momento para reflexionar sobre la necesidad de ejercer un consumo responsable. Un ejemplo de ello son los móviles, tablets o auriculares, los cuales se han reemplazado por otros nuevos y se encuentran guardados en un cajón.

Unos aparatos que, aunque sean pequeños, son RAEE y, por lo tanto, necesitan un tratamiento especial para poder ser reciclados, reducir la contaminación y evitar que sustancias nocivas terminen en el entorno.

Es por ello que la concienciación juega un papel esencial en la correcta gestión de estos residuos, teniendo como objetivo principal avanzar hacia un modelo de consumo sostenible y favorecer la economía circular.

Un gesto pequeño que evita un problema grande

Hay que tener en cuenta que un móvil contiene metales pesados, baterías de litio y componentes que, si no se tratan adecuadamente, pueden liberar sustancias tóxicas al medio ambiente. Al mismo tiempo, esconde materiales como el cobre, que puede tener una segunda vida y fomentar la economía circular.

Por esta razón, hay que tener en cuenta que cada dispositivo que se recicla evita la extracción de nuevos recursos y reduce la huella ambiental de la industria tecnológica, haciendo esencial el primer paso por parte de los usuarios, el de llevarlos a lugares especializados para su correcta gestión y no a la basura doméstica.

Qué se recupera

En esos espacios, los dispositivos se desmontan y separan para recuperar metales, baterías, cables y plásticos que volverán a la cadena de producción, reduciendo la extracción de recursos naturales.

Debido a esto, el hecho de reciclar correctamente un móvil o un par de auriculares puede parecer un gesto pequeño, pero tiene un gran impacto. En estas fechas de renovaciones tecnológicas, aprovechar para hacerlo bien es un compromiso sencillo y responsable con el entorno.