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¿Sabías que los mandos a distancia se convierten en un RAEE cuando dejan de funcionar?

Conocemos como mando a distancia, o control remoto, a un tipo de dispositivo electrónico que se utiliza para regular el funcionamiento de una máquina mediante el envío de comandos de forma inalámbrica. Televisores, reproductores de vídeo y aires acondicionados son solo algunos de los electrodomésticos de andar por casa que cuentan con este aparato. 

A priori, puede parecer un accesorio electrónico difícil de reciclar. Sus características, y las pequeñas dimensiones que suele tener, hacen que lo clasifiquemos como un aparato eléctrico de bajo consumo. Estos objetos, si bien no contaminan tanto como otros electrodomésticos, se componen también de materiales plásticos, cerámicos y metálicos que resultan nocivos para el Medio Ambiente. Y acaban convertidos en RAEE cuando su vida útil finaliza. Por no hablar que la mayoría funcionan con pilas, muy peligrosas si no se tratan de la manera adecuada.

Una primera patente del mando a distancia apareció a finales del siglo XIX, atribuida al científico e inventor Nikola Tesla. Sin embargo, se considera el ‘telekino’ del ingeniero español Leonardo Torres Quevedo como el antecedente directo de este aparato.

A mediados de los años cincuenta, los ingenieros norteamericanos Eugene Polley y Robert Adler contribuyeron al desarrollo del control remoto aplicando la tecnología inalámbrica por medio de ondas de luz y ultrasonidos. Los mandos a distancia fabricados hasta entonces funcionaban con conexiones mediante cables.

En la década de 1980, fueron incorporando emisores de infrarrojos, teclados alfanuméricos y numerosas opciones de personalización. Hoy en día, aunque empiezan a ser sustituidos por los asistentes por voz, siguen facilitándonos algunas tareas de nuestro día a día. 

Debido a su uso constante, un mando a distancia suele sufrir bastantes caídas o golpes que lo  deterioran con el paso del tiempo. Por ello, si vemos que deja de funcionar, debemos desecharlo correctamente en un Punto Limpio o centro de recogida autorizado. De esta forma, se garantizará que sus componentes sean desensamblados y reciclados. Algunos, como las bombillas LED que contienen pueden reutilizarse. En cambio, otros como las placas de circuito o las carcasas serán fundidos para fabricar nuevos productos. 

Desde RAEE Andalucía te animamos a colaborar con su reciclaje y contribuir con ello al cuidado del planeta y la Economía Circular. De esta manera, y entre todos, fomentaremos que se reduzca la extracción de nuevas materias primas y aprovecharemos mucho mejor los recursos que tenemos.