En la era digital, es habitual que acumulemos en casa una gran cantidad de dispositivos electrónicos que ya no usamos: móviles antiguos, cables sueltos, pequeños electrodomésticos averiados, mandos a distancia sin función... Estos son los conocidos residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE)., y aunque nuestro primer impulso sea guardarlos "por si acaso" o "para cuando tenga tiempo de llevarlos al punto limpio", su almacenamiento incorrecto puede suponer riesgos para la seguridad del hogar y el medio ambiente.
Saber cómo guardar estos aparatos de forma segura hasta su reciclaje es tan importante como el propio acto de reciclarlos. Aquí te ofrecemos una guía sencilla para hacerlo correctamente.
El lugar importa: seco, seguro y fuera de peligro
Lo primero y más importante es elegir un lugar adecuado para almacenar tus RAEE. Evita a toda costa zonas con humedad o cambios bruscos de temperatura, como sótanos húmedos, garajes sin ventilación o cerca de ventanas donde les dé el sol directamente. La humedad puede provocar la corrosión de los componentes internos y, en el caso de las baterías, aumentar el riesgo de cortocircuitos o fugas de sustancias tóxicas. Las altas temperaturas también pueden afectar la estabilidad de las baterías.
Busca un espacio seco, fresco y bien ventilado, preferiblemente en un armario o estantería donde estén protegidos de golpes y fuera del alcance de niños y mascotas. Un rincón en un trastero seco o una zona designada en un armario de la colada pueden ser buenas opciones.
Desconecta y retira: pilas, baterías y cables
Antes de guardar cualquier RAEE, es crucial tomar algunas precauciones:
- Retira las pilas y baterías extraíbles: Este es un paso fundamental. Las pilas y baterías pueden contener sustancias altamente contaminantes (mercurio, cadmio, plomo) y, si se dañan o se exponen a condiciones inadecuadas, pueden sufrir fugas o incluso incendiarse. Almacénalas por separado en un recipiente específico (como una botella de plástico vacía) y llévalas también a un punto de recogida de pilas.
- Desconecta cables y accesorios: Aunque parezca obvio, asegúrate de que el aparato no esté conectado a la corriente. Si es posible, retira los cables de alimentación. Esto no solo facilita el almacenamiento, sino que también elimina cualquier riesgo eléctrico residual. Los cables, a su vez, son RAEE y deben reciclarse. Puedes agruparlos y guardarlos junto a los dispositivos.
- Protege los aparatos con pantallas: Si guardas televisores, monitores o tablets, asegúrate de que sus pantallas estén protegidas para evitar roturas. Una pantalla rota no solo es peligrosa por los cristales, sino que también puede liberar gases o sustancias si se daña la capa interna.
Organiza y separa: facilita el futuro reciclaje
Una vez que tus RAEE estén seguros y desconectados, la organización es clave:
- Clasifica por tipo: Si tienes varios aparatos, puedes agruparlos por categorías: pequeños electrodomésticos, informática, telefonía, etc. Esto no solo te ayudará a mantener el orden, sino que también facilitará el proceso cuando los lleves al punto limpio, ya que a menudo tienen contenedores específicos para cada tipo de RAEE.
- Usa cajas o bolsas resistentes: Almacena los RAEE en cajas de cartón resistentes o bolsas de plástico grueso. Esto los protegerá del polvo y los golpes, y evitará que se dispersen por el hogar. Si un aparato tiene partes sueltas o frágiles, envuélvelas para evitar roturas.
- Evita el contacto con líquidos: Asegúrate de que el área de almacenamiento esté lejos de cualquier fuente de agua o líquidos que puedan derramarse sobre los dispositivos.
El objetivo final: el punto limpio
Recuerda que el almacenamiento en casa es solo una solución temporal. El objetivo final es llevar tus RAEE a los puntos de recogida autorizados. En RAEE Andalucía, contamos con una extensa red de puntos limpios y establecimientos que recogen estos residuos. No esperes a acumular una montaña de aparatos; una vez que identifiques un RAEE, planifica su entrega en el menor tiempo posible.
Al seguir estos sencillos consejos, no solo garantizas la seguridad de tu hogar, sino que también te aseguras de que tus dispositivos electrónicos, al final de su vida útil, se gestionen de forma responsable, contribuyendo a la protección de nuestro medio ambiente y al fomento de la economía circular.