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Requisitos que debe cumplir un aire acondicionado para ser eficiente y sostenible

 

El calor del verano hace que, en muchos hogares, el aire acondicionado se convierta en un electrodoméstico imprescindible. Estos aparatos ayudan a regular la temperatura del ambiente y soportar mucho mejor las subidas de los termómetros.

Sin embargo, hay que tener presente que consumen mucha energía eléctrica y emiten importantes cantidades de gases de efecto invernadero. Por ello, es necesario conocer los requisitos que debe cumplir todo aire acondicionado para que, al mismo tiempo que proporcionan una temperatura agradable, garanticen un uso eficiente y sostenible.

La eficiencia energética se define como la relación entre la cantidad de energía que genera un aparato por kilovatio (kW) de consumo. En el caso de los aires acondicionados, a mayor energía frigorífica que ofrezca por kW gastado, más eficiente será el equipo. En otras palabras, el dispositivo consumirá menos electricidad sin perder capacidad de enfriamiento y reducirá la cantidad de gases clorofluorocarburos (CFC) o hidroclorofluorocarburos (HCFC) que se producen.

Principalmente, son tres los requisitos necesarios para que, a la hora de buscar un aire acondicionado, quede asegurada la eficiencia del producto; el rendimiento, la potencia y el tipo de tecnología que emplee el aparato. 

  • El índice SEER

Para medir la eficiencia de un aire acondicionado se usa el SEER (Seasonal Energy Effiency Ratio) o "Ratio de eficiencia energética estacional", un índice que determina y calcula su rendimiento en cuanto a la electricidad que consume. Cuanto más alto sea este valor, más eficiente será el aparato de refrigeración.

El SEER viene especificado en la calificación que establece la Etiqueta de eficiencia energética. Un adhesivo, obligatorio en todo electrodoméstico, que ofrece información de forma sencilla y visual sobre el consumo y la eficiencia del aparato con una clasificación escalada en colores y letras.

Desde 2021, y por normativa europea, esta escala va desde la letra A verde, la clasificación más alta y eficiente, hasta la letra G roja, la que menos. A mayor SEER, mejor calificación recibirá el producto. Un aire acondicionado que cumpla con los estándares de eficiencia ha de tener un SEER superior a 5.0, o como mínimo valorado con la letra B. Los aparatos por debajo de esta cifra son poco rentables a largo plazo, ya que su consumo de energía aumentará con el tiempo.

  • La potencia frigorífica

La potencia que necesita el aire para enfriar una estancia es otro aspecto a examinar. Esta se determina por medio de una unidad de medida, la frigoría.

Dependiendo de la superficie del recinto donde se instale, se necesitará un aire acondicionado con mayor o menor número de frigorías. Por ello, elegir un aparato en función a la cantidad de frigorías que tenga es importante para evitar un consumo desproporcionado de energía.

  •  La tecnología refrigerante

La eficiencia también depende de la tecnología que se emplee para refrigerar. En la actualidad destacan los aparatos aerotérmicos, aquellos que extraen frío de la temperatura del aire, o con sistemas Inverter, unos componentes electrónicos que ajustan el compresor a una velocidad constante en función a la temperatura deseada. Evitando así que la máquina se encienda y apague cada cierto tiempo.

Otro factor que también influye en la eficiencia de un equipo de aire acondicionado es el mantenimiento técnico. Al revisar la cantidad de gas o líquido refrigerante que contenga, y hacer una limpieza periódica de los filtros, se evitará que merme su capacidad de enfriar, requiera más energía eléctrica para funcionar, y acabe convertido en RAEE antes de tiempo por una avería.

Desde RAEE Andalucía se anima a la población a colaborar con el reciclaje de todos estos aparatos de intercambio de temperatura llevándolos a puntos limpios, establecimientos comerciales y redes establecidas por productores y gestores autorizados. De esta forma, sus componentes podrán ser reciclados para fabricar nuevos productos y se alcanzaráun modelo de economía circular.